martes, 21 de diciembre de 2010

Entonces me dije:
¡qué diablos! No todo es malo. Y pensé para mis adentros: ¿por qué no dejo de destrozar
mi vida buscando respuestas que jamás voy a encontrar y me dedico a disfrutarla
mientras dure? Y después, después ¡quién sabe! Quiero decir: quizá existe algo, nadie lo
sabe seguro.
Ya sé que la palabra quizá es un perchero muy débil en el que colgar toda
una vida, pero es lo único que tenemos. Luego me acomodé en la butaca y realmente
empecé a pasarlo bien.

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